¿Qué es la huella de carbono?
La huella de carbono organizacional mide las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas a la actividad de una empresa o institución a lo largo de toda su cadena de valor. Se expresa en toneladas equivalentes de CO₂ (tCO₂e) y es clave para:
- Identificar fuentes de emisiones (energía, transporte, procesos, etc.)
- Comunicar de forma transparente tu compromiso con el clima, tanto a nivel corporativo como en tu informe de sostenibilidad
- Dar el primer paso para desarrollar e implementar una estrategia de descarbonización sólida, basada en datos verificados
- Cumplir con normativas ambientales y de sostenibilidad como el Real Decreto 214/2025, la CSRD, el Reglamento de Taxonomía de la UE o marcos voluntarios como SBTi (Science Based Targets initiative)
Diferencia con la huella de carbono de producto:
La huella de carbono organizacional se centra en toda la entidad y su cadena de valor (empresa, sede, grupo…), mientras que la de producto calcula las emisiones generadas a lo largo del ciclo de vida de un producto específico (materias primas, fabricación, uso, transporte, fin de vida).
¿Qué se mide con la huella de carbono?
La huella de carbono incluye todas las emisiones de gases de efecto invernadero de una organización. Esto abarca tanto las emisiones directas como las indirectas en su cadena de valor.
- Alcance 1: emisiones directas (combustión, procesos, vehículos propios).
- Alcance 2: emisiones indirectas por consumo de electricidad, calefacción o refrigeración.
- Alcance 3: otras emisiones indirectas, como:
- Cadena de valor aguas arriba: materias primas, servicios, transporte, residuos.
- Cadena de valor aguas abajo: transporte, uso del producto, fin de vida.
Las emisiones de alcance 3 en la mayoría de sectores representan el mayor volumen de emisiones.
¿Cómo se calcula la huella de carbono de mi empresa?
Calcular la huella de carbono organizacional implica cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generadas por la actividad de la empresa. Para ello, se sigue una fórmula sencilla pero poderosa: Emisiones = Datos de actividad × Factor de emisión
Los datos de actividad representan el nivel de consumo o uso de recursos que genera emisiones, y se recopilan a partir de fuentes internas como facturas, albaranes, inventarios, registros contables o sistemas de gestión. Algunos ejemplos comunes incluyen:
- Consumo eléctrico (kWh)
- Consumo de combustibles fósiles (litros, m³)
- Uso de gases refrigerantes (kg)
- Cantidad y tipo de materias primas adquiridas
- Modos de transporte utilizados y distancias recorridas
- Generación de residuos y gestión asociada
Los factores de emisión son coeficientes que permiten convertir esos datos de actividad en emisiones de CO₂ equivalente. Reflejan la cantidad de gases de efecto invernadero emitida por unidad de actividad (por ejemplo, kg CO₂e por kWh consumido o por litro de diésel).
Estos factores pueden obtenerse de fuentes públicas como el MITECO (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico), o de bases de datos reconocidas internacionalmente como Ecoinvent, entre otras.
La combinación de una buena calidad de datos internos y el uso de factores de emisión fiables es clave para obtener resultados robustos, comparables y útiles para la toma de decisiones climáticas.
Diferencia entre ISO 14064-1 y GHG protocol. ¿Qué metodología elegir?
Existen dos grandes marcos reconocidos internacionalmente para calcular y reportar la huella de carbono organizacional: ISO 14064-1 y el GHG Protocol.
Ambos permiten calcular las emisiones de GEI de forma rigurosa, estructurada y coherente y el resultado es equivalente: lo que cambia es la forma de estructurar y documentar los datos, no las emisiones en sí.
Ambos estándares son válidos para cumplir con el Real Decreto 214/2025 o la CSRD. Únicamente ciertos marcos específicos como SBTi (Science Based Targets initiative) exigen una metodología concreta (el GHG Protocol en este caso).
La elección entre uno u otro es decisión de la empresa, según su sector, experiencia o requerimientos específicos, aunque ambas entidades se han aliado para la creación de una metodología única común.
¿Por qué calcular tu huella de carbono?
Medir la huella de carbono es una herramienta estratégica para transformar tu organización hacia modelos más sostenibles, resilientes y competitivos. Cuando este cálculo se acompaña de una verificación externa por una tercera parte independiente, los beneficios se amplifican.
Beneficios de calcular la huella de carbono:
- Identificación de puntos críticos
- Toma de decisiones informada
- Cumplimiento normativo y anticipación regulatoria
- Acceso a financiación sostenible
- Mejora de la reputación y la transparencia
- Ventaja competitiva en licitaciones públicas y contratos con clientes
Una huella verificada no es solo un dato, es una ventaja estratégica.
¿Y qué viene después de verificar tu huella?
Verificar tu huella de carbono es solo el primer paso. El siguiente objetivo es claro: descarbonizar tu organización y avanzar hacia la neutralidad climática.
En SGS te acompañamos más allá de la medición, con servicios que te ayudan a reducir, optimizar y demostrar tu compromiso:
- Planes de reducción de emisiones, alineados con normativas y objetivos climáticos.
- Verificación de la neutralidad climática, basada en estándares reconocidos.
- Verificación de CAES (Certificados de Ahorro Energético), para monetizar tus mejoras de eficiencia.
- Huella de carbono de producto, identifica oportunidades en tu oferta y cadena de valor.
- Residuo cero y economía circular, como parte de una estrategia ambiental integrada.
Medir es solo el principio. Lo importante es avanzar.



