Hoy celebramos el Día Internacional de la Conservación del Suelo, en honor al científico estadounidense Hugh Hammond Bennett, quien dedicó su vida a demostrar que el cuidado del suelo influye directamente en su capacidad productiva, y cómo este factor juega un papel fundamental en la sostenibilidad de nuestro entorno.
Prevenir la erosión de la tierra y fomentar su conservación es de suma importancia, ya que es parte de un ecosistema que afecta a todos los organismos vivos. Actualmente, nos enfrentamos al problema de la desertificación, lo cual conlleva a la infertilidad del suelo y afecta negativamente su capacidad productiva.
En Chile se ha estado trabajando en el desarrollo de diversas normativas aplicadas al diseño de programas de muestreo y técnicas de muestreo en suelos a cargo de la Superintendencia del Medio Ambiente junto al Instituto Nacional de Normalización (INN). Sin embargo, no existen aún normativas complementarias para evaluar la calidad del suelo ¿cómo esto puede afectar en la preservación de un estado saludable del suelo?
Sebastián Vásquez, jefe de área RESPEL y suelos en Industries & Environment en SGS nos comenta que “las normativas complementarias nos han sido de utilidad para avanzar en la estandarización de metodologías y evaluación de criterios asociados a estas actividades, lo que nos permite tomar mejores decisiones; sin embargo, al avanzar en estos temas se hace notoria la ausencia de regulaciones nacionales que estén elaboradas con sustento técnico y, además, acordes a la realidad de nuestro país, considerando tanto las propiedades naturales de los ecosistemas (muy diversos a lo largo de Chile) como los efectos antropogénicos a los que se pueden ver expuestos”.
Ricardo Valenzuela, senior business development manager en Industries & Environment en SGS, agrega que “en este momento las herramientas con las que cuenta el país son escasas, se debe siempre echar mano de normas y guías extranjeras como la norma Alberta de Canadá. Esto hace más complejo tomar referencias objetivas que apliquen o sean válidas ante la autoridad al momento de presentar planes de evaluación y/o remediación. Por esto, se hace imperante que los profesionales del campo estén capacitados y actualizados tanto en los avances a nivel mundial, como en el estado a nivel país en que se encuentra la legislación, con el fin de poder dar un sustento técnico a los planes y propuestas que deban presentar, por lo que tener una visión de la situación mundial se hace muy necesario hoy”.
La desertificación del suelo se puede dar por diversas causas, dentro de las más comunes se destacan la deforestación, el uso desequilibrado de la tierra y las malas prácticas con equipos mecanizados, derramando productos químicos o tóxicos.
En la actualidad, el país presenta un grave problema en cuanto a la contaminación de sus suelos. Según un catastro realizado por el Ministerio del Medio Ambiente, hasta el 2022 existía una cifra de 10.253 terrenos con potencial presencia de contaminantes, donde un tercio de estos se encuentran abandonados, impidiendo la investigación y recuperación del entorno.
“Dentro de los principales problemas a los que nos enfrentamos al momento de evaluar una posible contaminación se encuentra la falta de Líneas Base que nos permitan comparar y determinar si efectivamente existe un enriquecimiento o empobrecimiento de los parámetros fisicoquímicos en los suelos. Tampoco existe una normativa que establezca niveles mínimos o máximos de acuerdo con los usos asignados al suelo, donde la mayor iniciativa para el cuidado y uso responsable de estos se realiza a través del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), en dónde los gestores de nuevos proyectos tienen contacto tanto con la Autoridad como con las Comunidades, dejando un espacio para proponer estrategias de mitigación relacionadas directa o indirectamente con sus proyectos. Estas propuestas de mitigación tienden a estar asociadas a políticas públicas; convenios internacionales y nacionales, y programas de cuidado y mejora del medio ambiente en general, incluyendo la calidad del suelo”, agregó Vásquez.
Este punto es de vital importancia, debido a que el suelo suele ser uno de los recursos naturales más explotados en todo el mundo. Valenzuela refuerza esta idea apuntando que “la conservación del suelo juega un papel crucial en el apoyo al sector agrícola, que es esencial para la producción de alimentos y la seguridad alimentaria. Al implementar técnicas de conservación del suelo, como medidas de control de la erosión y prácticas de agricultura orgánica, los agricultores pueden mantener la productividad y la calidad de sus campos. Por lo tanto, invertir en la conservación del suelo no solo beneficia a los agricultores, sino que también asegura un suministro de alimentos estable y sostenible para toda la población. La conservación del suelo también tiene un impacto significativo en los recursos hídricos. Las capas de tierra del suelo actúan como filtros naturales, ayudando a purificar y retener el agua”.
“La gestión integrada del suelo y el agua, considerándolos como los principales factores de producción, es crucial para la producción agrícola sostenible. Las prácticas de conservación de suelos promueven el uso eficiente y responsable de los recursos naturales, minimizan la degradación ambiental y contribuyen a la preservación de la biodiversidad”, complementó Valenzuela respecto al impacto que puede tener el correcto cuidado de la tierra en otros sectores económicos.
Frente a esto, el rol de las empresas se vuelve trascendental, por lo que tomar conciencia temprana de los impactos que pueden tener en el medio ambiente y en el desarrollo económico en su entorno tiene directa relación con el futuro al cual nos vamos a enfrentar.
“Las empresas pueden contribuir a la preservación del suelo a través de acciones como la restauración de áreas degradadas, la reforestación y la promoción de la educación ambiental. Asimismo, las organizaciones deben utilizar los recursos naturales de manera responsable, promoviendo prácticas de producción sustentables, a través de una eficiencia energética, y el uso de tecnologías limpias que permitan implementar prácticas de gestión ambiental que reduzcan la contaminación y protejan la calidad del suelo”, recalcó Vásquez.
Para concluir, es importante que todos aportemos en la generación de medidas que resguarden y conserven los suelos, implementando diversas prácticas que se alineen con los objetivos de sustentabilidad que las organizaciones necesitan alcanzar y cumplir para hacer posible un mundo mejor, más seguro e interconectado.
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