Según cifras de Subpesca, la industria acuícola en Chile se ha consolidado como el segundo sector exportador del país, después de la minería, generando miles de empleos directos e indirectos. Sus exportaciones superaron los 6.000 millones de dólares en 2023, con 27 especies cultivadas y más de 3.700 centros de cultivo que operaron en todo el territorio nacional.
Debido a su creciente relevancia, este sector se enfrenta a desafíos constantes para garantizar prácticas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. En este contexto, la Caracterización Preliminar de Sitio (CPS) y el Informe Ambiental (INFA) según lo estipulado en la Resolución Exenta (REXE) N° 3612-2009, son dos documentos que rigen la reglamentación ambiental para la acuicultura, con la finalidad de mantener el equilibrio ecológico y operar de acuerdo con la capacidad del cuerpo de agua en que se emplaza el área concedida.
Mauricio Molina, jefe de ventas zona sur en Ecotecnos, una empresa del grupo SGS, nos detalla la importancia de una Caracterización preliminar de Sitio (CPS) en un proyecto de acuicultura.
Este análisis aborda dos ámbitos que condicionarán acciones futuras del proyecto: las componentes físicas de baja variabilidad como la batimetría, tipo de fondo y corrientes, y las componentes químico-biológicas que dan cuenta del estado ambiental en el corto plazo, como lo son la calidad de la columna de agua y la calidad del bentos o fondo marino.
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“La Caracterización Preliminar del Sitio corresponde a un informe con antecedentes ambientales, topográficos y oceanográficos del área en el que se desea desarrollar el proyecto acuícola y se somete al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) por parte del titular del centro de cultivo, ya sea para iniciar un proyecto nuevo o para modificar un proyecto existente, y así obtener la resolución de calificación ambiental (RCA) correspondiente. De acuerdo con lo estipulado por la Ley general de Pesca y Acuicultura (art 87 Ley 18.892/89), normado por el título III del Reglamento Ambiental para la Acuicultura (RAMA, DS320/01) y especificado en la REXE 3612/09 que fija las metodologías para elaborar la CPS y la Información Ambiental (INFA)”, añade Molina.
Por otro lado, el Informe Ambiental (INFA) permite monitorear el impacto de los centros de cultivo, proporciona una base sólida para la mejora continua de las prácticas de gestión ambiental, promoviendo la adaptación a las condiciones cambiantes del entorno y el cumplimiento de las regulaciones ambientales vigentes.
Además, es importante monitorear los cuerpos de agua con el fin de mantener condiciones aeróbicas. “Los límites de aceptabilidad se basan en el numeral 34 de la REXE 3612, donde el oxígeno disuelto en la columna de agua se debe evaluar a 1 metro sobre el fondo y el análisis del agua intersticial del sedimento se reemplaza por análisis de materia orgánica, pH, potencial Redox y observación de cubierta de microorganismos y/o burbujas de gas”, indica Molina.
En caso de obtener resultados anaeróbicos en el INFA, se interpreta que el centro de cultivo está operando en niveles incompatibles, debiendo detener actividades y tomar acciones inmediatas. “Las operaciones no se podrán reanudar mientras no se logre una INFA post anaeróbica que muestre que las condiciones se han restituido”, complementa Mauricio.
Sumado a esto, es importante considerar que en enero del 2024 entró en videncia la Ley 21.410, que modifica la Ley de Pesca y Acuicultura, que tiene por objetivo evitar o reducir el aporte de materia orgánica en el fondo marino, y por consecuencia, la afectación a través de la generación de anaerobiosis, exigiendo a los titulares presentar un plan de recuperación y un plan de investigación del fondo marino.
“El plan de recuperación busca establecer el uso de mecanismos físicos, químicos o biológicos tendientes a mejorar las condiciones del área de sedimentación y permitir que se acelere la incorporación de la materia orgánica al ambiente. Para el caso de plan de investigación, se centrará en el estudio y desarrollo de métodos y tecnologías para la recuperación de los fondos marinos, mejorando los planes a través de oportunidades para el desarrollo de la innovación al alero de la investigación aplicada”, menciona Molina.
“En este aspecto, contamos con una vasta experiencia en el desarrollo de estudios ambientales marinos, con doctores y académicos en las áreas de la oceanografía física, química y biológica, además de la ingeniería oceánica y la modelación numérica, que nos permiten ser un socio estratégico en el desarrollo de investigación aplicada”, concluye Mauricio.
Estos protocolos e informes, tanto previos a la instalación como durante la fase operativa, promueven la sostenibilidad en la acuicultura y garantizan una coexistencia armoniosa entre el desarrollo económico y la conservación del medio ambiente marino. Su implementación adecuada no solo protege los recursos naturales y las comunidades costeras, sino que también contribuye a consolidar la posición de la industria acuícola chilena como líder mundial en prácticas sostenibles y responsables.
Si necesitas ayuda para cumplir con la incorporación de la nueva ley y las normativas actuales vigentes, no dudes en contactarnos.
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